Emeute à Barcelone mai 2009

El Ayuntamiento considera un éxito la noche de violencia en Canaletes Muere un hombre de 35 años en Girona durante los festejos
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15-05-09
ÀLEX GUBERN
BARCELONA.
Resignados a la violencia, satisfechos tras una noche de vandalismo, convencidos de que el dispositivo policial es el óptimo. El Ayuntamiento de Barcelona valoró ayer de manera satisfactoria -«globalmente positiva», dijo el alcalde Jordi Hereu- la celebración por la consecución de la Copa del Rey, que se saldó con 50 detenidos, un centenar de heridos y numerosos daños contra el mobiliario urbano y los comercios de la zona de Canaletes y plaza Cataluña.
La estrategia de desplazar el grueso de la concentración de Canaletes a la parte superior de la plaza mediante una fiesta para seguir el partido y celebrar el triunfo es la acertada se insiste desde el Ayuntamiento. Con espacios más abiertos y menos comercios que vandalizar, explican fuentes municipales, la intervención policial es más efectiva. Las 50 detenciones se señalan al respecto como un índice positivo del operativo.

Funesto prólogo
En todo caso, los incidentes son sólo la continuación de los que ya se registraron tras la eliminación del Chelsea y el 2-6 ante el Madrid, y son un funesto prólogo de lo que puede suceder cuando se consiga la Liga o, en mucha mayor medida, se gane la final de la Champions el día 27. Se extiende en el Consistorio y también en la conselleria de Interior cierto fatalismo, una sensación de que los incidentes son inevitables. Es en este contexto que se valora positivamente lo que durante horas fue una batalla campal en el corazón de Barcelona. Se estima que unas 40.000 personas se concentraron en plaza Cataluña y el área de Canaletes. Los incidentes comenzaron sobre las dos de la madrugada, cuando un grupo de unas 300 personas empezó a arremeter con todo lo que se puso por delante: reventando quioscos, arrancando semáforos, tumbando motos, lanzando macetas o destrozando paradas del Bicing.
La intervención de los Mossos d´Esquadra se precipitó cuando los violentos arremetieron contra la línea policial ubicada en la calle Pelayo, que custodiaba todo el dispositivo desplegado en esta calle, cerrada al público. Durante al menos una hora, los agentes se emplearon a fondo, lanzando pelotas de goma y dispersando a los vándalos, que continuaron alborotando por calles adyacentes como Pau Claris o Paseo de Gràcia. Los comerciantes denunciaron daños en restaurantes, hoteles, librerías y bancos.
Entre los 50 detenidos hay cinco menores; 33 mossos resultaron lesionados leves, un agente de la Guardia Urbana sufrió contusiones y 79 aficionados sufrieron heridas de poca consideración, 13 de los cuales necesitaron ser trasladados a un centro médico.
Pese a estas circunstancias, el Ayuntamiento por boca de su alcalde aseguró que el dispositivo previsto para las próximas celebraciones va a ser el mismo. Para Hereu, la actuación policial fue «eficaz», y desde el Ayuntamiento se recuerda que el balance es más alentador si se compara con lo sucedido en 2006. Ese año, tras conseguir el Barcelona ganar la Liga de Campeones en París, una masa de 125.000 personas tomó el centro de la ciudad. Los disturbios fueron generalizados, y los vándalos llegaron a arrancar una cabina de la ONCE para usarla como barricada, Diversos comercios fueron saqueados.
A raíz de esos incidentes, el Ayuntamiento creó una comisión para analizar el fenómeno del vandalismo que a la postre se ha demostrado inoperante. En ese contexto, por ejemplo, se contempló la posibilidad de establecer algún tipo de vallado en los accesos a Canaletes para limitar su aforo, una propuesta que no se ha llegado nunca a aplicar. También se barajó la idea de, en colaboración con el Barça, descentralizar las celebraciones, algo que tampoco se ha intentado llevar a cabo. Por contra, se ha optado ahora por promover incluso una fiesta en plaza Cataluña.

GIRONA.
Los festejos por la Copa se tiñeron de luto en Girona. Un hombre de 35 años murió durante la madrugada de ayer cuando se precipitó por un puente de la plaza Cataluña, en pleno centro de la ciudad y lugar de cita habitual para las celebraciones del Barça. La víctima, Agustín P. G., tenía 35 años de edad y era vecino de Girona.
Desde la medianoche la plaza Cataluña estaba llena de aficionados culés con ganas de celebrar el primer título de la temporada. Cánticos, banderas, gritos y alguna bengala animaban la fiesta pero la fuerte presencia policial evitó que el alboroto pasara a mayores. A las dos y media de la madrugada, cuando muchos de los aficionados habían desfilado ya para casa, saltaron las alarmas. Una persona había caído al río y estaba herida grave. Una patrulla de la policia municipal fue la primera en advertir el accidente. De hecho, un guardia urbano y un «mosso» practicaron las primeras maniobras de reanimación. Trasladado al Hospital Josep Trueta, el hombre fallecía a las pocas horas.
Según declaraciones de testimonios de los hechos, Agustín P. G. estaba sentado en la barandilla que, precisamente, evita posibles caídas de los peatones al río. Supuestamente se estaba balanceando y, de repente, cayó al vacío des de una altura de unos siete metros. La caída le produjo un fuerte traumatismo craneal y torácico que acabaría siendo letal.
La euforia azulgrana deriva en otra noche de disturbios en Barcelona
50 detenidos, 100 contusionados y destrozos en el mobiliario y en comercios
15/05/2009
Cuando el Barça gana, Barcelona tiembla. Cada triunfo culé se transforma, desde hace años, en un reto para el orden público y una amenaza para los comerciantes. La celebración de la Copa del Rey conquistada en Valencia derivó en otra noche de altercados en torno a Canaletes por la irrupción de 300 seguidores violentos que se enfrentaron a los Mossos d’Esquadra y causaron destrozos en el mobiliario urbano. Es la tercera jornada de disturbios por victorias del Barça esta temporada. Las autoridades están en alerta: la Liga y la Champions están por llegar y el coste para la ciudad puede ser muy alto.
Los comerciantes temen las próximas citas y piden un cambio de ubicación
Un grupo de 300 jóvenes lanzó objetos contra los antidisturbios
Pese a la avalancha humana (el centro de la ciudad acogió a 40.000 personas, según la Guardia Urbana), la fiesta organizada en la plaza de Catalunya ayudó a desahogar el tramo inicial de La Rambla. Todo fue viento en popa hasta las dos de la madrugada, cuando un reducido grupo de aficionados comenzó a arrojar botellas, latas de cerveza, macetas, bengalas, un semáforo y una bici contra los antidisturbios, que se habían pertrechado en la calle de Pelai.
Un vehículo especial de los Mossos lanzó entonces un mensaje a 30.000 vatios de potencia: « Depongan su actitud violenta; de lo contrario, tendremos que intervenir ». El aviso se repitió 10 veces, pero para los radicales fue como quien oye llover. Los más agresivos rompieron la barrera policial y los Mossos decidieron intervenir.
Al contrario que en otras ocasiones, como en la polémica manifestación anti-Bolonia, no hubo choque frontal. La Brigada Móvil buscó la intimidación con las pelotas de goma, más eficaces para disgregar a un grupo de aficionados todavía numeroso. Estaba previsto dejar que la fiesta acabase por sí sola. No pudo ser. La policía detuvo a 50 jóvenes por daños, desórdenes públicos y atentado contra la autoridad; cinco de ellos son menores de edad. La mayoría quedaron ayer en libertad y serán citados por el juzgado para responder de los hechos.
Algunos de los arrestados tienen antecedentes y se sospecha que han participado en actos violentos en otras celebraciones deportivas. El Ayuntamiento pide, en ese sentido, un cambio normativo para permitir que se les pueda retener en comisaría mientras se disputan partidos importantes del Barça. Las asociaciones de comerciantes, que se mostraron « satisfechas » por el dispositivo de seguridad (esta vez no han llevado la peor parte de los destrozos), exigieron lugares de celebración alternativos a Canaletes.
Los disturbios dejaron 108 personas (33 mossos y 75 seguidores azulgrana) con contusiones y heridas leves. Hubo para todos los gustos. Un hombre recibió un botellazo por reprender a un joven que se había subido al tejadillo de su quiosco. Otro, que iba del trabajo a casa cruzando La Rambla, se llevó un porrazo de un mosso. En Girona, un aficionado murió al caer accidentalmente al río Onyar, informa Natalia Iglesias.
En su involuntaria lucha por ver quién sale peor parado, el mobiliario urbano se impuso por la mínima a los comercios: los radicales destrozaron y quemaron 12 contenedores, 4 farolas, diversos vehículos (algunos, particulares) y bicicletas, según el balance del Ayuntamiento, que aún no ha puesto cifra a los desrozos.
Una óptica de plaza de Catalunya se quedó sin su « O »; un puesto de la ONCE apareció destrozado; la terraza del Hard Rock Café, con sus sillas y macetas, también quedó para el arrastre. En el hotel Lloret aún recuerdan la noche del histórico 2-6. Les rompieron los cristales. Y así siguen. Su directora lo tiene claro: « Los cambiaremos cuando acabe todo ».

El Ayuntamiento cifra en 300 los vándalos que aguan la fiesta culé
La celebración, en la que participaron 40.000 aficionados, se salda con 50 detenidos y 100 heridos. Primero la Liga y después la Champions, pondrán a prueba el dispositivo del Ayuntamiento otra vez.
15 Mayo 09 – Barcelona – Montse Espanyol
«Un grupo de 300 personas que aprovechan cualquier fiesta para cometer actos delictivos deslucieron la fiesta azulgrana». Las palabras del alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, no son de ayer, son una valoración de los altercados posteriores a la celebración de la Champios de 2006. El fin de fiesta por el triunfo de la Copa de Europa de hace tres años se reeditó la madrugada de ayer en torno a Canaletes. De nuevo, 300 violentos, según el Ayuntamiento y los Mossos d’Esquadra, empañaron una fiesta culé, la victoria de la Copa del Rey.
La crónica de la celebración no fue diferente a la de otras ocasiones. Cuando Carles Puyol levantó en Mestalla la Copa del Rey, miles de aficionados azulgrana se echaron a las calles de Barcelona en dirección hacia Canaletes para celebrar el primer título de la temporada. En plaza Cataluña, la fiesta había empezado antes. Para evitar incidentes, el Ayuntamiento había instalado allí una pantalla gigante, a través de la cual, muchos culés vieron el partido.
Hasta la una y media de la madrugada, la celebración era una fiesta. Los 40.000 culés allí reunidos entonaban cánticos y más cánticos. Que si «Copa, Lliga y Champios» o «Ser del Barça es lo millor que hi ha». Pero antes de que dieran las dos, la juerga se torció. Igual que otras veces, un grupo de 300 vándalos se encararon a lo Mossos d’Esquadra.
Los 300 se cargaron la diversión cuando lanzaron botellas y latas contra los agentes. Los Mossos pidieron con megáfonos que se tranquilizaran, pero los radicales desoyeron las advertencias y acabaron tumbando la valla de seguridad situada en la confluencia de la Rambla con la calle Pelayo, donde aguardaban los Mossos. Fue entonces, cuando intervinieron, lanzando pelotas de goma para dispersar a los seguidores. Hasta las tres de la mañana la situación no se normalizó. Los enfrentamientos dejaron tras de sí un triste balance. Los Mossos detuvieron a 45 personas y la Guardia Urbana a cinco más. Entre los detenidos, había cinco menores, además, la mayoría tenía menos de 30 años. Los servicios médicos atendieron a 34 agentes y a 75 personas. Todos tenían heridas leves. Ayer, el Consistorio había contado doce contenedores quemados, cuatro semáforos rotos, dos coches calcinados y desperfectos en aparadores. Canaletes también recibió.
Alerta, Liga y Champions
Pese al balance, Hereu, defendíó el dispositivo de plaza Cataluña, que se repetirá este sábado con la Liga y el 27 de mayo con la Champions. Hereu hizo una valoración «muy positiva» de la fiesta, porque permitió «aislar a la minoría violenta». El conseller de Interior, Joan Saura, alertó que no tolerará que los gamberros reincidan. Alberto Fernández (PP) instó al Consistorio a personarse como acusación particular contra los detenidos, «para que reciban una condena ejemplar». Xavier Trias (CiU) reprochó que el dispositivo municipal «ha fracasado».











